sábado, 1 de febrero de 2014

UN GAS MORTÍFERO QUE PROTEGE LA VIDA

El ozono, O3, es una forma alotrópica del oxígeno. Al igual que otras muchas, puede ser una sustancia dañina o beneficiosa, dependiendo de su localización y concentración. En la atmósfera próxima a la superficie terrestre, es decir, el aire que respiramos, el ozono es un gas tóxico e irritante; a unos 40-50 km por encima de nosotros, en la estratosfera, esta misma sustancia forma una capa de gas gracias a la cual se mantiene la vida al protegernos de los efectos catastróficos de la radiación solar ultravioleta.


Vamos a empezar viendo sus efectos contaminantes. Las moléculas de ozono contienen más energía y son menos estables que las más comunes de oxígeno (O2). La reacción de equilibrio es (reacción 1):

3 O2 (g) ↔2 O3(g)             
→En este sentido de la reacción se absorbe energía
←En este sentido de la reacción se libera energía

La concentración media de ozono en la atmósfera es de 0.025 ppm (partes por millón) frente a la del oxígeno que es 210000 ppm. La concentración de ozono en ciudades con una alta contaminación, como Madrid, puede alcanzar hasta 1 ppm. Dependiendo de las condiciones de salud de cada individuo y del tiempo de exposición, esta concentración puede ser suficiente para provocar, en mayor o menor grado, dolores de garganta, irritación bronquial o tos. Concentraciones superiores podrían poner en peligro la vida humana. El ozono es letal para formas de vida más sencillas, como las bacterias, por cuya razón se emplea como desinfectante (bajo estrictas condiciones de seguridad).

Una fuente artificial de ozono es la reacción entre el dióxido de nitrógeno (NO2, que procede de los tubos de escape de los coches) con la energía solar:

NO2 (g)   +  Radiación  →  NO (g)  +  O (g)
O (g)   +  O2 (g)  →  O3 (g)

En los meses de verano, en los cuales la radiación solar es más elevada, esta reacción es la responsable del aumento sustancial de la contamnación en los entornos de las grandes ciudades; contaminación que alcanza sus niveles máximos en las horas centrales del día (el tráfico y la radiación alcanzan su máximo), pero desciende por las noches cuando la reacción 1 se desplaza hacia la formación de oxígeno (O2) que es más estable.

El ozono en la estratosfera se forma por la acción de la luz ultravioleta de longitud de onda corta que proviene de la radiación del sol. Esta radiación es capaz de romper la molécula de oxígeno (O2) en sus átomos constituyentes:

O2 (g)  → 2 O (g)

Estas especies atómicas se combinan rápidamente con otra molécula de oxígeno (O2) para formar una molécula de ozono (O3):

O (g)  +  O2 (g)  +  M (g)  → O3(g)  +  M (g)
M = Molécula que absorbe la energía liberada al formarse el enlace O – O en el ozono (puede ser oxígeno (O2) o nitrógeno (N2), por ejemplo)

En la actualidad nadie duda que el género humano ha contribuido y está contribuyendo a dañar la capa de ozono de la estratosfera mediante la emisión a la atmósfera de los componentes químicos conocidos genéricamente como clorofluormetanos (CFCs). Estos compuestos que derivan del metano (CH4), han sustituido los átomos de hidrógeno por átomos de flúor (F) y/o cloro (Cl) en diferentes proporciones. Estos compuestos químicos han sido utilizados como agentes propelentes en aerosoles (sprays) y en los refrigerantes.

La peculiaridad de estas sustancias químicas es que en los niveles más bajos de la atmósfera son muy estables (se encuentran protegidos por la sustancia que luego destruirán, el ozono). Sin embargo, al ascender por la atmósfera y alcanzar las capas más altas reaccionan con las moléculas de ozono (O3) que se encuentran en mayor concentración. Esta reacción está favorecida por la radiación ultravioleta que se encuentra en esa capa de la atmósfera.

CF2Cl2 (g)  →  CF2Cl∙ (g)  + Cl∙ (g)
Cl∙ (g) +  O3 (g)  →  ClO (g)  +  O2 (g)
ClO (g)  +  O (g)  →  Cl∙ (g)  +  O2 (g)
Las especies químicas de la forma X∙, reciben el nombre genérico de radicales y son sustancias químicas que presentan uno o  más electrones desapareados (libres) que les hace muy reactivas

Obsérvese como en la última reacción se vuelve a regenerar un átomo de cloro, esto significa que puede ser capaz de volver a destruir otra molécula de ozono (O3). Si tenemos en cuenta que el período de vida en la atmósfera de un átomo de cloro es de 1 a 2 años, esto significa que es capaz de destruir unas 100.000 moléculas de ozono mientras se encuentra presente en ella. Por otro lado, cuando una molécula de ozono se destruye, no se vuelve a regenerar. Teniendo en cuenta que la capa de ozono es nuestro principal escudo frente a la radiación ultravioleta que llega del Sol, las consecuencias de su destrucción para el ser humano y el desarrollo de la vida en el planeta quedan claras.

Evolución del agujero en la capa de ozono